·       Las Parábolas de Jesús son para ilustrar la verdad.

Marcos 3:10 pues, como había sanado a muchos, todos los que sufrían dolencias se abalanzaban sobre él para tocarlo.

·       El que abre su corazón a Cristo entiende la Palabra de Dios.

Isaías 6:9 Él dijo: Ve y dile a este pueblo: “Oigan bien, pero no entiendan; miren bien, pero no perciban”.

·       Todos somos llamados a sembrar El Evangelio de Cristo.

·       El creyente esparce sus raíces de forma firme y constante.

1 Corintios 15:58 Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano.

Filipenses 4:6-7 No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. ⁷ Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.

Juan 15:16 No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre.

·       Solamente unidos a Cristo podemos dar un fruto que perdure.

Gálatas 5:22-23 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.

En Conclusión:

1) Las parábolas no son para confundir, sino para despertar y abrir los ojos del corazón.

2) Todos somos llamados a esparcir las semillas.

3) La semilla que Dios puso en nuestro corazón es la misma para todos, pero depende del terreno, ósea de la persona para que crezca fuerte y continuamente.

4) La meta de la semilla es producir mucho fruto duradero, ósea Servir al Señor, con nuestros dones, talentos y los frutos del Espíritu.

5) Todo esto solo se logra al permanecer unidos en Cristo que es la Vid, de donde sale todo buen fruto.